Sobre la lucha que se inicia cuando compras una videoconsola

27.01.2019

Sé que este tema está más que comentado, investigado, escrito, reflexionado y, quizás, por eso, me asombra aún más encontrarme continuamente con llamadas de familias, docentes o conversaciones fugaces en las que la lucha PADRES-MÁQUINA-HIJOS, está a la orden del día y el sufrimiento familiar y el deterioro de la comunicación es increíble. 

Hace unos días, escuchando a una madre alucinada por el cambio que había dado su hijo (14 años) desde que en navidad le regaló una videoconsola, me di cuenta que podríamos haber sustituido la palabra "videoconsola" por tabaco, alcohol, porros o cualquier otra adicción. 

Era un niño genial, de verdad, lector, amigable, sociable, cinéfilo... y ha sido regalarle la videoconsola porque pensábamos que ya era mayor y podía gestionarlo, y ha sido increíble. Hemos comenzado una lucha por el control del tiempo de pantalla, ya no le vemos leer, sale cada vez menos y ahora se encierra con los amigos en casa... Nos da una pena increíble, no me podía imaginar que íbamos a terminar viviendo lo que llevaba años escuchando y por lo que nos habíamos negado a tener máquinas antes.

Lo peor es que esta conversación no es novedosa y no quiero que me veáis como una alarmista, reconozco el valor que tienen muchos videojuegos en las funciones intelectuales de los niños, destrezas en la orientación y todas las aplicaciones que tiene en la rehabilitación en incluso en momentos de diversión y ocio, por ejemplo. Me refiero a, por un lado, la violencia explícita, y, por otro, a la adicción, un cóctel terrible

Si tiene un hijo pequeño y le regala una videoconsola, sólo quiero que sepa que se expone a lo siguiente:

- El cerebro de su hijo o hija está en desarrollo y es casi incapaz de controlar hacer algo que le gusta mucho. Lo podrá hacer a costa de que se lo retiren (bien con broncas, castigo o cualquier otro medio).

- El cerebro y el sistema nervioso de su hijo o hija se está desarrollando y es muy vulnerable al estrés y la violencia. Si pasa mucho tiempo viendo acción o conductas violentas, es probable que pueda reaccionar, cada vez, de una forma más agresiva. Primero porque aprender por imitación y, segundo, porque no se dan cuenta del estrés que van acumulando de tanta violencia que ven sin poder hacer nada más que darle con el dedo a unos botones. Es decir, van acumulando estrés. Si, además, pasan mucho tiempo viendo esas imágenes, al final reaccionan de una forma que no les corresponde a su edad (y a ninguna).

- Su hijo o hija comenzará a dejar de hacer cosas que le gustaba porque necesitará, cada vez más, los niveles de adrenalina que le produce el videojuego y eso lo pondrá por encima de otras cosas que, aunque le gustaban, no le aporta el mismo nivel que las "maquinitas".

- Comenzará una batalla por la gestión del uso y abuso de ese tipo de pantalla y, todo el tiempo que podrían dedicar a charlar, salir o cualquier otra cosa, la dedicarán a decidir cuánto tiempo les queda o cuándo lo pueden usar. Es muy probable que el tono no sea muy amigable, se lo aseguro.

- Puede que llegue un momento en que "con tal de no escucharlos protestar" o "si consigo que estudie", lleguen a premiarlos incluso con la videoconsola porque sabréis que funciona, se callan y se calman transitoriamente.

- Piense que si a usted, siendo adulto o adulta, si le gustan estos juegos, y hay veces que no puede controlarse, imagínese a un chico o una chica que además siente el reto de ganar, jugar con sus colegas, sentir el subidón del juego. Es como luchar contra... UNA ADICCIÓN.

Por favor, de la misma forma que no le darían un cigarro o una copa de alcohol a su hijo (aunque fuera de broma, jugando) porque sabe que es perjudicial para su salud, NO PERMITA QUE JUEGUE A JUEGOS VIOLENTOS, a ninguna edad. Le aseguro que en el 100% de las familias con las que trabajo, se ha convertido en un problema con consecuencias familiares, escolares y personales bastantes complejas. 

No permita que termine ocurriéndole lo que escucha en la televisión, en otras familias de su colegio o instituto o a familiares. Si, además, conoce a su hijo o hija y sabe que es de los que les cuesta regular este tipo de cosas, MÁS AÚN.

Háganlo por vosotros mismos, por su familia, por la comunicación con su pareja, hijos e incluso por su propia salud. 

No sucumba a la presión de "es que todos mis amigos juegan a eso" o "voy a ahorrar para comprarme el juego", "con las notas que he sacado, me lo merezco"... incluso porque sea el único niño o niña de la clase que no juegue. Hay veces que ir a contracorriente le ahorra muchos problemas, sobre todo con lo extendido que están este tipo de juegos violentos.

Ánimo, el tiempo le dará la razón y verá que no haber expuesto a su hijo o hija, durante un tiempo prolongado a violencia gratuita, le ahorrará muchos problemas. Es invertir en SALUD.