LA AGRESIVIDAD INFANTIL Y EL CHI INTERIOR. 

17.04.2019

UNA MIRADA TRANSFORMADORA

Supongo que os habrá pasado alguna vez (probablemente muchas), escenas en las que veis a un niño o niña cómo reacciona ante un compañero o situación de una forma agresiva, bien "devolviéndole" un empujón, patada, mirada retadora o gritando, gruñendo, yéndose enfadado... en fin, un repertorio cuasi infinito de posibilidades agresivas como respuesta a algo que el chico o chica ha sentido como una agresión.

Bien, pues uno de mis hijos es un ejemplo vivo de estas reacciones que, desde pequeñito, nos dejaba perplejos tanto a nosotros como padres como a sus hermanos, generalmente por la falta de correspondencia entre lo que ocurría y su reacción.

Tras incorporar a nuestra gestión del conflicto en casa varias estrategias de las cuales algunas funcionaban y otras no, lo que nos dimos cuenta es que el mensaje que le llegaba a nuestro hijo era: "no seas agresivo, estás haciendo daño" y lejos de intentar no dramatizar, un mensaje muy sutil de "eres malo o te portas mal".

Me di cuenta que cada vez que le decíamos eso, la cara de perplejidad era de él, no sólo porque le dolía lo que le decíamos, sino porque él mismo no entendía su propia reacción agresiva.

Así que, como cuando fui madre por primera vez, firmé el contrato de la responsabilidad o, por lo menos, la intención de reflexionar sobre mi responsabilidad ante la educación de mis hijos, me puse a investigar sobre el concepto de AGRESIVIDAD.

¿QUÉ ES LA AGRESIVIDAD?

La Real Academia de la Lengua Española nos propone nueve acepciones del adjetivo aggressus, "agresivo" participio pasivo de aggrĕdi 'agredir'. De las nueve, siete están en consonancia con lo que "culturalmente" entendemos por agresividad: violencia o perjuicio, pero hay dos, dos acepciones, que nos aportan un camino diferente:

7. adj. Que resulta llamativo o rompe con el orden establecido. 

8. adj. Que actúa con dinamismo, audacia y decisión. 

Y aquí cambió absolutamente todo, estaba usando la definición errónea!!

El QI o CHI

Bajo un concepto filosófico el "Qi" encaja en el modelo vitalista, pues este postula la existencia de una fuerza o impulso vital sin el cual la vida no puede ser explicada. Este impulso vital daría por resultado la vida. Los organismos vivos se distinguen de las entidades inertes porque poseen fuerza vital que no es ni física, ni química y la muerte sería el resultado de la pérdida de este impulso vital. Para los chinos el "Qi", "Chi" o "fuerza natural que llena el universo" existe en todas las cosas, grandes o pequeñas y se encuentra en el cielo, la tierra y en todos los seres vivos interactuando y transformándose entre sí continuamente*. 

No sé por qué, leyendo la acepción de la RAE, recordé mis clases de yoga hace ya más de 13 años, el tiempo que me inicié (brevemente) en la práctica zen, mi iniciación al Aikido, mi formación en Mindfulness, alguna práctica de Chi kung e incluso el diseño de nuestra casa y centro de trabajo a través del Feng Shui. ¡Llevo toda mi vida intentando gestionar mi Chi interior y ahora, a nuestro hijo, viva expresión de una energía vital que le cuesta gestionar, estábamos haciéndole sentir culpable por no saber gestionar su propio Chi interior!.  Bendita incoherencia.

Así que nos pusimos manos a la obra y decidimos cambiar la perspectiva de esas reacciones perplejas. Conscientes de que nuestro hijo tiene una energía reactiva que no sabe gestionar, decidimos, de forma preventiva, invitarlo a que hiciera alguna actividad que le enseñase a canalizarla. Probó el Karate y le encantó. Cualquier actividad física que ayude a gestionar el movimiento interno es interesante: baile, danza, artes marciales... a él le encantó aquella y, por lo tanto, a nosotros también.

Y en casa cambiamos totalmente el lenguaje. Desde hace un tiempo, cada vez que reacciona de una forma que no corresponde con lo que le ha ocurrido o prevemos que puede puede tener un desenlace desagradable, nos adelantamos o le comentamos: "cariño, el Chi interior, recuerda cómo lo gestionamos. Sabemos que estás enfadado o que no te ha gustado lo que te han dicho, pero vamos a canalizar la energía para ver qué te está pasando y buscar una solución". Y qué ocurre:

  • Esa frase le sirve para pararse y poner la atención en su reacción para poder gestionarla y usarla de otra forma.
  • El mensaje es completamente diferente, cambiamos el "eres malo o lo estás haciendo mal" a "estamos enseñándote a que aprendas a gestionar esa fuerza".
  • Puede usarlo para otros ámbitos de su vida.
  • Le aporta seguridad y control.

Os podrá parecer gracioso e incluso ridículo si no estáis familiarizados con este lenguaje, pero no os podéis imaginar lo que nos ha ayudado en casa. Es una forma completamente diferente de gestionar el conflicto cuando es de este tipo más impulsivo.

Si queréis un recurso magnífico para trabajarlo en casa o en la clase, no os podéis perder KUNG FU PANDA 3. Es una película maravillosa con una base filosófica y espiritual muy interesante para trabajar con niños y adolescentes. Habla del Chi, del tiempo, de la esencia, del amor... y bajo un formato actual y comprensible para pequeños hasta de infantil. No tiene desperdicio de principio a fin.

Yo suelo recomendarla en los colegios e IES y conforme vamos practicando la meditación y atención plena en el aula, voy introduciendo los términos que desarrolla la película para que no les resulte tan extraño. En casa forma parte de nuestro lenguaje habitual. 

Y ahora sí retomo la definición que gestionamos sobre la agresividad como aquella energía que fluye dentro y fuera de nosotros y que puede destruir-nos o construir-nos dependiendo de la fuente emocional de donde surja y lo que queramos hacer con ella. Como dice el actual Dalai Lama (y nuestro maestro "Yoda" en star wars nos lo recordaba muy bien):

Si la fuente de la energía es el miedo, será destructiva. Si la fuente de la energía es el amor, será pacífica y constructiva.

De esto sabe mucho uno de mis maestros y amigo, Carlos Odriozola que lo explica magníficamente en su propuesta sobre cómo gestionar de una forma sana la Frustración y la Agresividad. Y cómo, la agresividad, es una energetización que se puede poner al servicio de esas dos grandes fuentes emocionales.

Así que os propongo otro cambio de mirada sobre nuestros hijos para ayudarlos a gestionarse de una forma más sana. Otro tema es si vuestros hijos o alumnos tienen picos de agresividad continuamente que no saben gestionar, y se convierte en un modus operandi que termina poniéndose al servicio del miedo. O cómo ayudarles a que vayan identificando sus necesidades para no llegar a esa descarga de energía. Para ello dedicaré otra entrada al blog o podéis ver los artículos y vídeos de Odriozola sobre la gestión de la frustración.

En nuestro caso, es una cuestión de trabajar con nuestro hijo el "amor propio" y enseñarle que tiene una fuente impresionante de energía dentro de él que tiene que aprender a gestionar para ser más feliz y darle una salida sana y constructiva buscando una solución a aquello que le enfada

Y ahora que has leído esto, todo lo que cuento para aplicar sobre nuestros hijos o alumnos, podemos aplicarlo a nosotr@s mism@s. Somos los primeros que debemos aprender a canalizar nuestro Chi para ser un ejemplo, Es donde está el verdadero aprendizaje, en la integración del ejemplo.

A reflexionar!!

* Autor desconocido. Recuperado el 17/07/2016 https://www.eltaichixinyi.com/Home/presentacion/articulos/conceptos-filosoficos/el-qi-chi