MAMÁ, ¡quiero tener Súper Poderes!

11.11.2018

HIJO, te regalo el DON de LA CALMA

Cada vez somos menos conscientes del mundo frenético en el que estamos viviendo. Y no nos damos cuenta porque se está metiendo, sigilosamente y ruinmente, en nuestro ritmo cultural, en nuestro código genético emocional, en nuestra idiosincrasia educativa...

Hace unos días, escuchaba a Daniel Goleman advirtiendo de la importancia de incluir como objetivo curricular, el desarrollo de la atención en los niños y niñas. Y si lo digo yo, pues bueno, puede quedar a criterio de la confianza de cada uno de vosotros en mí. Si lo dice Goleman, pues también es una cuestión de gusto. Pero si lo que os planteo es que, desde que en el siglo XVIII, Wolff (1740), comenzara a formalizar los estudios sobre esta disciplina, toda, absolutamente TODA la literatura relacionada sobre la psicología de la atención y la memoria, nos confirma científicamente que, aquellas personas que tienen dificultades en el desarrollo y mantenimiento de la atención, tendrá unívocamente, problemas de aprendizaje (y emocionales) en cualquier versión, consecuencia de la dificultad que tenga.

No os quiero asustar, ni es mi intención, con un listado de las consecuencias que se derivan de este problema. Quiero ir a algo mucho más sencillo, a nuestro día a día, porque no sé vosotros, pero yo, cada día estoy más preocupada con la dificultad que tenemos para: 

- Estar en silencio, tranquilos, con un ritmo sosegado y disfrutando de lo que hacemos.

- Disfrutar de las pequeñas cosas: un paisaje, una mariquita en un dedo, la lluvia, el viento, la luz, los amigos....

- Perder la noción del tiempo mientras jugamos, leemos o estamos dando un paseo.

- Darse cuenta de que tenemos un día por delante y NADA que hacer.

Si hablo de adultos o de nosotros mismos, pues bueno, dejo en vuestra responsabilidad tomar conciencia del tipo de vida que llevamos y decidir cómo queréis vivir. Pero, hablando de niños y niñas que están en desarrollo, empapándose de los valores y ritmos socioculturales, para ir definiendo un modo de funcionar a nivel psicológico en la vida, la cosa cambia (sobre todo porque esto también sirve para vosotros).

Y aquí retomo la frase de Goleman con la que comulgo profundamente

"Saber concentrarse es (y va a ser) más decisivo para un niño que su cociente intelectual"

Porque hay niños que no han podido experimentar ninguno o casi ninguno de los verbos que os he enumerado en la lista anterior. Hay niños que no saben lo que es aburrirse, descansar o entrar -como nos cuenta Mihály Csíkszentmihályi- en flow. Y esto es PROFUNDAMENTE ALARMANTE. No sé si tienen en su entorno cercano a docentes, pregúntenles por este tema, por el ruido de fondo que, desde hace unos años, hay a nivel grupal e incluso individual.

Por favor, reflexionen sobre esto. Tenemos una enorme responsabilidad por parar este mundo frenético que nos está fagocitando. Observen a sus hijos, obsérvese un día cualquiera y piensen en los efectos que tiene en su cuerpo, en su estado emocional, NO PARAR ni un momento. 

Este es uno de los motivos por los que invierto tanta energía en concienciar sobre la importancia de enseñar a respirar conscientemente a nuestros hijos y alumnos, desde casa o la escuela. Un minuto al día por cada año que tengan. Todos los días, de la misma manera que repasan el resto de materias.

En conclusión, tenemos un gran reto y, lo mejor, es que se pueden cambiar las cosas, sólo hay que saber cómo. Os invito a que investiguéis, nos preguntéis o pongáis a prueba vuestra intuición. Cualquier inicio es positivo y transformador.

Yo os propongo todo lo que está en mi mano, actividades que ponemos al servicio de familias y docentes para que podamos hablar de este tema, reflexionar y formarnos.

Así que la invitación está hecha, anímense, verán los resultados en la primera semana de práctica.