BREVE NEUROBIOLOGÍA DEL MIEDO

11.08.2023

AMPLIACIÓN DE LA TEORÍA DEL CUENTO "JUAN CON MIEDOS"

El miedo es una de las emociones que más interés ha suscitado en la comunidad científica. Se considera que es la más primitiva y consustancial al reino animal. Desde un punto de vista evolutivo, su origen se basa en la preservación de la supervivencia y la protección a través de la anticipación de situaciones de peligro. Lo interesante es que, además, como todas las emociones, el miedo se experimenta a nivel psicológico, neurofisiológico, conductual y cognitivo, aunque nos vamos a centrar en la parte neurofisiológica para comprender cómo funciona ese "software humano" que traemos incorporado de serie.

En una investigación reciente realizada por el Doctor en Biología Molecular de la Universidad de California, ha demostrado científicamente que la formación de la memoria del miedo asociada a una situación o contexto implica el fortalecimiento de las conexiones entre el hipocampo y la amígdala. Es decir, él área relacionada con la memoria y el núcleo o "torre de control" de las emociones. Esta es una de las bases que fundamenta la ansiedad generada por los Trastornos de Estrés Postraumáticos o el miedo "irracional" que pueden vivir las personas de cualquier edad, después de situaciones estresantes que no han podido gestionar.

Pero, ¿qué pasa en nuestro cerebro cuando hay una situación de alarma?

¿REACCIONAMOS IGUAL ANTE CUALQUIER SITUACIÓN DE MIEDO?

Existen dos vías por las que el cerebro recibe la información de alerta del exterior, una es la vía cortical y otra la subcortical.

La vía cortical es más lenta (señalada en naranja) porque tiene que hacer un recorrido mayor. La información llega por los sentidos, pasa por el tálamo, el hipocampo (donde se gestionan los recuerdos), de ahí para a la amígdala (que le da contenido emocional a esos recursos), luego al hipocampo (el que pasa al cuerpo la información de las emociones), vuelve al tálamo, de ahí a la corteza cingulada (decide qué es relevante o prioritario) y finalmente, a la corteza (donde ya hay consciencia). 

Este recorrido dura unos 400 milisegundos y es la vía "normal" cuando lo que ocurre nuestro cerebro no lo interpreta como una amenaza extrema. Por lo que la persona, sea menor y o adulta, debe salir de ese "susto" o situación de estrés con sus propios recursos emocionales.

Pero hay otra vía, la subcortical, que es la que se activa en situaciones de SOS (señalada en rojo), en el que la información entra por algún sentido, pasa al tálamo, de éste al hipocampo y cuando llega a la amígdala, ésta interpreta que la situación está alarmante, que hiperreacciona y toda la información pasa directamente a la corteza frontal. Todo ello en cuestión de 70 milisegundos. 

A esta reacción tan rápida se le llama "secuestro amigdalino" y supone un periodo refractario en el que la amígdala le va a pedir al hipocampo recuerdos que le confirmen el miedo, y bloquea el tálamo, por lo que es muy difícil la capacidad de razonar, no hay ecuanimidad en ese momento.


CUANDO LA MEMORIA ENTRA EN JUEGO Y NOS BLOQUEA

Un paso más en la complejidad del circuito del miedo y el secuestro emocional, es que, como os he contado al inicio, la amígdala y el hipocampo (zona de la memoria), están siempre en comunicación, de forma que puede que haya situaciones en las que NO VEAMOS UNA AMENAZA APARENTE, pero la persona, tenga la edad que tenga, reaccione como si fuera una amenaza extrema y surja el secuestro. 

Por ejemplo:

  • Gritamos a una persona de forma reactiva porque ha dicho o hecho algo que nos conecta, de forma consciente o no, con algo muy doloroso o traumático.
  • Nos quedamos en blanco en un examen y no solos capaces de recuperar la información o razonar.
  • Nos quedamos bloqueadas en una conferencia y pensamos que nos vamos a desmayar.
  • A los peques les entra una rabieta y no hay forma de calmarlos.
  • Los adolescentes dicen algunas barbaridades fruto del "calentón" del momento y no entran en razón ni a la de tres.

Y otro sinfín de situaciones que atienden a expresiones populares como:

Nunca tomes una decisión cuando estés enfadado, nunca hagas una promesa cuando estés feliz. (Anónimo)

Contra la ira, dilación. (Séneca)

Cuando estés molesto cuenta hasta diez antes de hablar. Si estas muy molesto, cuenta hasta cien. (Thomas Jefferson)

Las consecuencias de la ira pueden ser mucho más nefastas que la razón que la causó. (Anónimo)

La persona fuerte no es el buen luchador; la persona fuerte es solo la que se controla a si misma cuando está enfadado. (Anónimo)

La ira altera la visión, envenena la sangre: es la causa de enfermedades y de decisiones que conducen al desastre. (Florence Scovel)

Cuando la cólera sale de madre, no tiene la lengua padre, ayo ni freno que la corrija. (Miguel De Cervantes)


Desde "fuera" no entendemos qué está pasando, pero desde "dentro", la persona está sintiendo que no puede soportar la situación. Y muchas veces, llega sin avisar, sin tener consciencia de lo que va a vivir le va a dejar bloqueado.

LA IMPORTANCIA DEL CEREBRO AUXILIAR

AYUDAR A QUE EL SECUESTRO AMIGDALINO CESE

Precisamente porque la persona está absolutamente "secuestrada", sus recursos mentales, físicos y emocionales van a estar "bajo mínimos". Esto quiere decir que va a necesitar ayuda para que poco a poco vaya recuperando la calma y entender lo que ha pasado. Pero esto sólo ocurre si la persona que acompaña es capaz de transmitir seguridad. Puede ocurrir, y de hecho ocurre, que estemos intentando calmar a alguien y que por el hecho de que nosotros mismos estemos muy alterados, angustiados o desconectados de los que ocurre, la persona no sea capaz de sentirnos como un medio para ir poco a poco encontrando la calma.

De hecho, si esto en personas adultas es difícil, imaginaros en niños y niñas o adolescentes cuyo cerebro se está desarrollando, no tienen todavía recursos emocionales o experiencias de vida que les ayude a calmarse. La situación puede ser extrema e incluso traumatizante. 

De ahí que tengamos muchos refranes precisamente que nos recuerden la importancia de ayudar en estas situaciones:

No hay más calma que la engendrada por la razón. (Séneca)

Un samurái debe mantener la calma en todo momento, incluso en la cara del peligro. (Chris Bradford)

Lo que se hace con precipitación nunca se hace bien; actúa siempre con tranquilidad y calma. (San Francisco de Sales)

Sólo desde una calma interna, el hombre fue capaz de descubrir y formar entornos tranquilos. (Stephen Gardiner)

Se enferman de calma quienes conocen la tormenta. (Dorothy Parker)

Para mí, a veces un cielo de silencio es más expresivo que el rugido del mar. (Munia Khan)


En cualquier caso, lo que quiero transmitiros es que entendáis que no hay intención cuando una niña, niño o adolescente se atasca y tiene reacciones en las que vemos que no es capaz de regularse. Estamos hablando de que su cerebro y su sistema nervioso autónomo, autónomo PORQUE VA A SU BOLA, no es capaz de regularse y necesita ayuda. Entrar en razón en ese instante, intentar pasar de 100 a 0 o responder de forma calmada ES IMPOSIBLE sin la ayuda de un cerebro auxiliar (nosotros) que le dé tiempo, respiro y recursos para ir poco a poco, como se dice comúnmente, "entrando en sí". 

PARA SEGUIR APRENDIENDO RECURSOS EMOCIONALES SOBRE EL ACOMPAÑAMIENTO EN EL MIEDO, PUEDES AMPLIAR LA INFORMACIÓN EN EL CUENTO Y EL MANUAL DE JUAN CON MIEDOS